"El yo inferior no tiene nada propio que le pertenezca, ya que hasta sin ropa entra a la encarnación; y a menos que el cuerpo físico sea iluminado y elevado, el yo inferior pasará por la llamada muerte, dejando igualmente el cuerpo detrás. De manera que, en realidad, el yo inferior no tiene nada que le pertenezca. No puede negar el hecho de que todo lo que tiene le ha sido prestado por la Gran Presencia Maestra, sin importar cuánto pueda mal utilizar los maravillosos regalos de la Vida.
"Mantengan su atención en las Alturas, en la Luz”, y verán como pronto cesará la pugna del ser externo. Llegarán a encontrarse a sí mismos elevándose sostenidamente a
ese glorificado Estado Ascendido en el que el Júbilo del Servicio Divino de tal manera trasciende la comprensión terrena que no hay palabras para describirlo.
Libro: La Mágica Presencia
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