La actividad de verdaderamente entrar al Gran Silencio no puede sobre-enfatizarse. Es menester mantener positiva la conciencia. Los cuerpos mental, emocional, etérico y físico tienen que ser entrenados para dirigir sus energías hacia su FUENTE, y no se les debe permitir ahora que “jueguen” con los diversos pensamientos, memorias, sentimientos y lasitud física que a menudo acompañan la relajación del trabajo positivo propiamente dicho, en el cual generalmente se les utiliza. Es comparativamente fácil hacer las invocaciones, decretos y visualizaciones que de hecho emplean las energías de los cuerpos inferiores, pero es algo más difícil completar el ejercicio espiritual comandando el silencio de estos cuatro cuerpos inferiores para RECIBIR las bendiciones dadas.
El sometimiento del hombre a las demandas y apetitos de sus cuerpos inferiores, y su casi hipnótica certeza de que sus demandas, soplos y apetitos son apremios de la Presencia Interna, retrasan su contacto con esa Presencia y su reconocimiento correcto e imparcial de las indicaciones que de Ella vienen. El aquietamiento de las energías del cuerpo mental, el aquietamiento del embravecido mar del mundo emocional, el negarse a permitir que el cuerpo etérico conjure fracasos y desilusiones del pasado, y el disciplinar el cuerpo físico, requieren de tiempo, paciencia, constancia, fortaleza y comprensión. Cuando esto se logra, puede escucharse la “queda y pequeña Voz de la Presencia YO SOY”, puede sentirse Su radiación, puede fluir Su fuerza a través de los cuerpos inferiores, y Su poder sostenedor puede asistir al alma a completar su razón de ser.
Libro: Sendero de Luz
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