Cuando la “Presencia YO SOY” se ofrece de voluntaria para encarnar sobre el Plano Terreno, proyecta una réplica diminuta de Sí en el interior del útero de la madre al momento de la concepción. Es el poder cohesivo alrededor del cual los Constructores de la Forma crean los cuerpos inferiores.
Estos cuatro cuerpos inferiores están interconectados. Por ejemplo, si el mundo emocional cae en una acción vibratoria de depresión, ira o angustia, éste automáticamente tira de los demás. Si el cuerpo mental se abre a la impaciencia, preocupación o cuadros de limitación, éste tira de los otros cuerpos. Si el cuerpo etérico recuerda injusticias o errores del pasado, éste es el culpable y hace activarse pensamientos y sentimientos relacionados; y si el cuerpo físico demanda satisfacción de sus apetitos, éste no deja que la mente y sentimientos estén en paz.
Ahora bien... ¡TÚ NO ERES NINGUNO DE ESTOS CUERPOS! El Santo Ser Crístico que mora en la Llama Triple Inmortal de Dios que vino de tu propia “Presencia YO SOY” que palpita en tu corazón es el VERDADERO TÚ, y ha creado estos otros cuerpos a modo de INSTRUMENTOS para tu propio uso. Sin embargo, si tu cuerpo emocional continúa tomando tu Energía Crística y la utiliza en berrinches y pataletas; si tu cuerpo mental continúa visualizando limitaciones y carencias, y se crece con mera acumulación intelectual; si tu cuerpo etérico continúa energizando impurezas del pasado, y si tu cuerpo carnal está continuamente clamando por atención, la Santa Llama Crística DENTRO DE TI no tendrá la más mínima oportunidad de exteriorizar su Plan Divino.
¡Es menester asumir el mando de estos cuatro cuerpos inferiores, ya que todo ser encarnado aceptó la responsabilidad por la Resurrección y Vida de ellos! Cuando se mantienen estos cuerpos en un sentimiento de tolerancia, orden, armonía, pureza, amor, felicidad, gozo, comprensión y todas esas cualidades que son bellas... ¡TÚ EMITES LUZ!
El mar del mundo emocional es como un gran ovoide alrededor del individuo, extendiéndose unos tres metros desde el centro-corazón, en la persona promedio; dentro de éste se encuentra el ovoide del cuerpo mental; dentro de éste último se encuentra el ovoide del cuerpo etérico, pudiendo verse, a menudo, cómo el contorno de este cuerpo sobrepasa por diez a veinte centímetros el contorno de la forma carnal. Entonces, en el centro de todo esto, como una semilla, está la forma física. Estos son los cuatro cuerpos inferiores que necesitan ser purificados; y, a medida que el individuo comienza a desarrollarse espiritualmente y a dejar de ser parte de las masas, estos cuerpos evolucionan dejando de ser ovoides amorfos al adoptar una FORMA, haciéndose bellos al delinear la hermosura del Santo Ser Crístico.
Libro: Sendero de Luz
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