La atención es el puente que va de lo humano a lo Divino. Es la energía electrónica de la corriente de vida proyectada hacia adelante cual arco místico, puente por el cual avanza el hombre adentrándose en el ámbito de lo real. La atención puede ser elevada instantáneamente a cualquier Señor Solar, Maestro, deva o ángel, y sobre dicho puente la conciencia puede ¡elevarse conscientemente a los ámbitos donde mora el UNO! Nadie será prisionero de la esfera de la Tierra, en tanto que contenga dentro de sí el poder mágico y místico de la atención.
En tanto que la atención se mantenga sobre algún canal humano, forma humana u otra fuente de suministro, de salud, de felicidad... la Ley igualmente estará en reversa; y a través de la avenida en que se mantiene la atención fluirá la radiación y sustancia del foco de dicha atención.
Si todos aquellos que buscan la Divinidad, la salud, la felicidad y el suministro pudieran primero entender el poder de la atención sostenida, y entonces proceder – mediante un esfuerzo auto-consciente – a quitar la atención de los múltiples tirones del yo exterior y anclar dicha atención en la Presencia de Dios, dicha Presencia fluiría a través de ellos en las corrientes de retorno con toda la plenitud que pudieran desear: “Allí donde está tu atención, allí estás tú; en lo que pones tu atención, en eso te conviertes”, pero los individuos no se dan cuenta de que la atención se está moviendo constantemente de un lugar a otro, y que no está unipuntualizada para reconocer a Dios como el ¡ÚNICO Hacedor, el ÚNICO Hecho, y la ÚNICA Acción!
¿Por qué todavía les resulta difícil desapegarse de ciertas cosas? Con unos, se trata de la salud; en el caso de otros, es el suministro financiero. Y hacen esto solamente porque, sin saberlo... ¡están permitiendo que su atención se adhiera a la apariencia de dicha condición! Sólo porque aparentemente tienen vacíos los bolsillos, inmediatamente declaran que no tienen dinero. Desde la perspectiva de la apariencias, no lo tienen en manifestación, pero su Presencia tiene todo el dinero en la Creación – todo lo que pudieran utilizar en el mundo; pero sólo porque aceptan el hecho de que sus bolsillos o cartera están vacíos, esto mantiene su atención fija sobre la apariencia. La fuerza repelente o miedo – o sea lo que fuere que está actuando – los está privando porque le dan más poder en su esfera de actividad, su foco físico aquí, de lo que le dan a su “Magna Presencia YO SOY”. No le han dado a la Presencia el pleno Poder que le pertenece. No le dan a la Presencia la oportunidad de actuar.
En tu aceptación de tu Presencia y en la armonía en tus sentimientos, rápidamente podrías barrer y expulsar de tu mundo toda cosa discordante y limitante con una velocidad que te sorprendería. ¿Por qué no lo has hecho? Pues, porque estás permitiendo que tu atención sea constantemente atraída al mundo de la experiencia humana. A pesar de ti mismo, tu atención va de aquí para allá, navegando sobre la creación humana. En tanto que repose allí, estarás carente de la Perfección de la Presencia – lo cual esta Instrucción pretende lograr: Mantener tu atención allí lo suficientemente firme hasta que la apariencia humana, la cual oscila todo el tiempo como un péndulo, no pueda atraer más tu atención.
Tu atención es la boca de tu conciencia, que puede ser mantenida mediante esfuerzos conscientes y sostenidos sobre cualquier actividad o manifestación de la Perfección de Dios que se desee. Las fuerzas de las sombras y las entidades de las corrientes de vida propias del hombre están totalmente conscientes del poder de la atención, ya que viven en la vida que fluye por el rayo de la atención así como tú subsistes mediante la comida que digieres. Nada puede vivir en el mundo propio a menos que la atención propia lo alimente, trátese de la conciencia Divina como de una enfermedad de la carne, o una limitación del bolsillo. Para el hombre de Dios – que mantiene su atención sostenida sobre la Presencia de Vida – la Tierra desaparece y deja de existir. Este es el estado final conocido como Nirvana.
Libro: Sendero de Luz
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