Estos círculos de energía es lo que Nosotros vemos, cuando estamos empeñados en asegurarnos los buenos oficios de un chela para un movimiento mundial. La cantidad de poder dinámico que ustedes han desarrollado de manera natural, dependiendo de su Rayo, determina el tamaño de cada uno de estos círculos de fuerza, los cuales son líneas que salen al universo. Éstas tienen, entonces, que regresar a quien las envió, para ser redimidas por él (ya sea mediante el sufrimiento o la transmutación).
Por ejemplo, el titileo de un leve desagrado o disgusto conforma un círculo comparativamente pequeño de energía, y por esa razón responde más rápidamente sobre la corriente de vida. Un resentimiento u odio tremendamente concentrado que incluye pensamientos, sentimientos, palabras habladas y acciones a lo largo de una encarnación (o a lo largo de una serie de encarnaciones) hacia un individuo o condición, conforman un círculo de energía con un radio de energía a veces de miles de kilómetros de circunferencia. Esos círculos de energía a menudo toman muchas encarnaciones para regresar a su creador. No regresan tan rápidamente como los chorritos de emociones superficiales o de un fastidio mental superficial. Es el retorno de estos tremendo impulsos de energía destructiva acumulada durante siglos – habiendo estos grandes círculos sido proyectados allá por la Era Lemuriana –, lo que conforma las corrientes retornantes de karma destructivo. Estas son las corrientes particularmente observadas por el Tribunal Kármico, en la protección del alma de un individuo encarnado en la Tierra.
Cuando el alma comparece ante el Tribunal Kármico, y se le acepta para encarnar, se estudian meticulosamente estos círculos de causa y sus efectos últimos. Sólo a tantos de estos círculos se les permite completar su circuito de retorno en el transcurso de una vida terrena. Ningún ser no-ascendido puede entender el mérito de esa Ley.
Ángeles Cósmicos y Devas del Fuego Violeta (especialmente de las Legiones de Kwan Yin), se ofrecen a contener el retorno de estas terroríficas presiones, que serían más de lo que el alma podría manejar en una encarnación. Se les contiene hasta que el alma desarrolla dentro de sí la Luz suficiente para trasmutar esas energías. Sólo a cierta cantidad de karma se le permite anclarse dentro de la conciencia de un individuo en un ciclo ordinario de encarnación física. El viejo refrán de, "El Señor acomoda la espalda para la carga", encarna esta Verdad.
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