Pentecostés - (1 de Junio de 1952)

 


El Maestro Jesús deseaba transferir a Sus discípulos los Poderes de la Autoridad de Dios mediante los cuales había realizado los milagros de sanación —los cuales conformaban la evidencia más concluyente de Su Misión Divina ante la mente de los hombres. De allí que Él elevara Su bella conciencia al Corazón del Padre, y eliminara de sus seguidores la presencia personal sobre la cual habían llegado a recostarse. A sabiendas de su angustia espiritual ante Su partida, Jesús les prometió: “Rogaré al Padre, y os dará otro Confortador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de Verdad, al cual el mundo no puede recibir porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y ESTARÁ CON VOSOTROS”. [Juan 14:16-17]

Los discípulos se reunieron en la cámara superior (la conciencia aspirante) después de haber atestiguado la Ascensión de su amado instructor, maestro y amigo. Aún a través de la niebla de miles de años, podemos todavía visualizar el sentimiento en los discípulos, ocasionado por esa separación de quien había sido el mismísimo corazón, alma y espíritu de sus vidas individuales y colectivas.

Podemos sentir la insuficiencia de sus respectivas naturalezas para habérselas con las múltiples expresiones de mal por doquier. Pero en sus corazones vivía Su promesa del Confortador que habría de venir, quien no sólo curaría sus heridas personales de pérdida y desamparo, sino que los imbuiría con el Fuego, el Poder, la Conciencia y el Propósito de su amado líder. Fue a un grupo así que el gran MaháChohán vino aquella primera mañana de Pentecostés y Su esplendor era como el del fuego; y cada hombre fue envuelto en la Llama de Su Presencia, y a través del espíritu inspirador del Divino Confortador, los Poderes del Espíritu Santo se activaron a través de los fieles que habían esperado Su venida, ya que su amado Maestro había dicho que eso ocurriría. “Si así no fuera, yo os lo hubiera dicho”.[Juan 14:2]

Actualmente, cada hombre está volviendo a elevar su conciencia hacia "el dulce bálsamo de arriba", y es posible hoy tener la amable asistencia del Representante de la Tercera Persona de la Trinidad Cósmica para unir la conciencia individual del aspirante con los Poderes Cristicos, cuando tal invocación se envía hacia arriba en el nombre de Jesucristo Ascendido, y el Pentecostés de cada hombre es una experiencia posible, aún mientras todavía se mueve con cuerpo físico entre los hijos de los hombres.


Libro: Diario de "El Puente a la Libertad" Maháchohán


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