Cuando los Seres Divinos llegaron por primera vez al planeta Tierra, la Gloriosa Presencia de Dios dentro de cada uno de ellos llenaba toda la forma que Ellos vestían. La Llama Triple Inmortal era el vestido de esa Presencia y era visible a la vista física de todos los hombres. Los Ángeles, los Dioses y el hombre todos caminaban juntos sin velos que los seperaran, y no se conocían las apariencias de “trabajar con el sudor de tu frente”, desintegración y muerte.
Son muchas las eras que han pasado desde que este bello planeta Tierra fue creado, desde que la armonía de la creación irradiando desde los cuerpos de los Elohim se sumó a la melodía y a la Música de las Esferas. Han pasado muchos aeones desde que los electrones puros fueron extraídos por Amor de lo amorfo y convertidos en un planeta de una belleza tan deslumbrante que aún el Sol en sus Cielos no le ganaba en Luz y gracia.
Ése fue un regalo desde el Corazón de la Creación a la evolución que manifestaba su deseo de aprender a controlar energía en un mundo de formas. Flores de Llama que nunca morían, cuerpos que no conocían la desintegración o la vejez; la precipitación y la levitación eran los Regalos Divinos que tenía cada uno de los espíritus encarnados; la Presencia de la Hueste Angélica era visible y tangible a la vista de todos; los poderosos Devas, Maestros Ascendidos y Guardianes diseñaban y vivían en los Templos de Luz, compañeros y protectores constantes de una evolución feliz e inocente. Esta es la Tierra como fue dada por el Corazón y Mano de Dios a la humanidad que solicitó la oportunidad de encarnar sobre la Tierra. Esta es la Tierra a la cual ustedes vinieron. Este es el planeta al cual vino el Gran Señor Miguel con el primer Poderoso Manú y, asentándose en el corazón de las Montañas Rocosas (en Wyoming, U.S.A.), atrajo el Poder de los Elohim y creó el primer Retiro y Santuario Espiritual.
Libro: Los Maestros Ascendidos Escriben el libro de la Vida
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